martes, 31 de octubre de 2017

Eventing Nation: Todo lo que aprendí en un momento de pánico

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Concurso Completo de Equitación

! Todo lo que aprendí en un momento de pánico ¡

Autora: Carleigh Fedorka.

Eventing Nation.
Oct 2, 2017/2:30 pm
Traducción adaptada:
Luis Morales

“El viernes por la tarde me vi involucrada en uno de los momentos más espantosos de mi vida”
Después de haber inspeccionado mi recorrido de cross previsto para ese sábado, caminaba deprisa hacia la colina de los aparcamientos de los remolques en el Kentucky Horse Park.
Con el inmenso crecimiento de la infraestructura de este parque, los participantes estamos ubicados a una milla o dos del estadio y las pistas de doma, y ​​nuestros caminos de vuelta pueden ser largos, relajantes, o peligrosos.



Y mientras subía la colina, vi a una amazona que volvía hacia los remolques. Asumiendo que volvían a las cuadras después de darse una vuelta por el estadio, la saludé con una sonrisa y él me lo devolvió asintiendo con la cabeza. La reconocí, pero no lo suficiente como para pararme a hablar con ella.
Y entonces oí los fuertes resoplidos de un caballo asustado, galopando, o sobrado. Me volví y me quedé helada.
La vi erguida sobre la montura, con cuatro o cinco dólares en la mano de las riendas que tenía cogidas por la hebilla, y sosteniendo una bebida en la otra mano. Luego cayendo y finalmente vino lo peor estribada y arrastrada.
Me quedé allí con la horrible sensación de que no había nada que pudiera hacer. Nada mejor. Yo estaba demasiado lejos y sola. Así que simplemente la observé cómo finalmente se desestribó y el caballo salió galopando por la colina.
La grité desde la valla para ver si estaba bien, pero no respondía. Miré por encima de la valla para ver si se movía, pero tampoco.
Me lancé a correr y salté las dos cercas que me separaban de ella y llegué a su lado. Lo que vi me revolvió el estómago. Había aterrizado boca abajo en un suelo de grava, y no se movía. Le grité su nombre y no respondió. Mis conocimientos CPR (Cardio-Respiratorias), y mi entrenamiento en técnicas de emergencia entraron en acción, y comencé a actuar.
Comprobé su respiración y vi que tenía, sabía que eso significaba dejarla donde estaba sin moverla. No quería arriesgarme a colocarla en cualquier mala posición y tal vez lesionar su columna. Su pulso era fuerte y no veía heridas abiertas que necesitaran hacer presión, sin embargo seguía sin mover los brazos ni las piernas. Ella no estaba ni respondiendo ni consciente y yo sabía que necesitaba ayuda. Grité a uno que pasaba en un carrito de golf pero tampoco me oyó, imagino, o no le importó.
Así que saqué mi teléfono y marqué cada número de cada jinete que sabía que estaban en la pista del estadio, a sólo 500 metros, pero parecían muy lejos. Finalmente llamé a una de mis mejores amigas, Courtney Calnan, y que estaba en la pista. Era la mejor persona a llamar. Simplemente dije: "Necesito ambulancia y médico en el camino hacia los aparcamientos, “YA" y ella sencillamente colgó.
Ella no hizo preguntas. No intentó saber más. Ella dio a la tecla “Fin de llamada” y se puso en movimiento.
Sabía que Courtney no sólo sabría cómo lograr asistencia médica, sino que también conocía personalmente a cada persona de la Organización, jueces y oficiales. Así que ya podría concentrarme en la mujer que estaba a mi lado mientras confiaba en mi amiga para hacer el resto.
Lo que me pareció una hora, en realidad sólo fueron unos minutos antes de que llegaran los servicios de emergencia. Cuando llegaron a nuestro lado, me preguntaron su nombre, lo que afortunadamente supe. Luego su edad, y de eso no tenía ni idea.
Me eché a un lado, pero tratando de seguir allí al tanto. Miré a mi izquierda y ví a Courtney corriendo hacia nosotros. Me abrazó, y con ese simple gesto se hizo cargo de la situación, yo me fui a buscar el caballo suelto.
Llamé a otra querida amiga Holly, le conté lo que pasó y le pedí que comenzara la búsqueda del caballo desde la dirección opuesta. Ella, como Courtney, simplemente colgó y comenzó a buscarlo.
Cogieron enseguida al caballo rápidamente y lo trajeron de vuelta al remolque donde un equipo de increíbles mujeres y hombres le quitaron todo y lo ataron. Vi a un hombre caminando por allí que parecía confundido. Era su marido, esperando la vuelta de su esposa. Caminé tranquilamente hacia él, le dije que su esposa se había caído y que las emergencias necesitarían información de él. Sin decir una palabra, saltó a su coche y bajó por la colina hacia donde aún estaba su esposa.
Luego me senté en mi remolque y me vine abajo. Me salió toda la adrenalina en lágrimas y lloré.
De repente mi teléfono sonó y ví que era Courtney. Respondí. Quería saber cómo se había caído, cuánto tiempo había estado inconsciente y cuánto había estado sin responder incluso después de haber llegado yo. Le di mis respuestas y luego miré a mi caballo dándome cuenta de que necesitaba ir al estadio. Courtney me envió mensajes a lo largo de la siguiente hora, haciéndome saber que ella ya estaba hablando y que estaba en la camilla para entrar en la ambulancia. Vi a la policía escoltar la ambulancia hacia fuera por el mismo camino que yo hice al estadio.
He aprendido mucho de esta situación. Situación que nunca olvidaré. Estoy lejos de ser una amazona obsesionada por la seguridad, pero ese viernes me cambió.
En primer lugar, creo que los jinetes deben estar obligados a llevar brazaletes con la tarjeta médica durante toda al competición. Esto incluye el entrenamiento, la doma, el campo y los saltos.
Estas tarjetas NO deben requerir tener que escanearlos para poder acceder a la información médica fundamental tal y como puntos de contacto, alergias, estado del corazón o ser donante de órganos.
Solía ​​creer que esa tarjetas eran inútiles, ya que estaba en la pista y ya había dado esa información en mi entrada. El viernes me di cuenta que después de caer, nadie sabía quién era este jinete. Su información no se habría encontrado si no estuviera rodeada de gente que la conociera por su nombre. Los brazaletes con códigos de barra o Q son más pequeños, y por lo tanto populares en completo. Están bien, pero donde sea adicional y accesible debe figurar toda la información personal y médica para que cualquiera pueda atender en una emergencia a una persona sin necesidad de tener un lector de esos dispositivos.
También me di cuenta de lo aterrador que esa situación habría sido si ese no hubiera sido mi terreno y no hubiera estado literalmente rodeado por mi lista de contactos. Si no hubiera sabido que Courtney estaba por allí y cerca de la ambulancia, ¿a quién habría llamado?
Pensé en llamar al 911 (112), y me dijeron muchos que eso era lo peor que podía hacer. El Horse Park, al igual que muchas otras yeguadas de esa zona, son una pesadilla literal para esas urgencias. Los sitios no son accesibles y la ambulancia acaba dando vueltas perdiendo unos minutos cruciales.
La organización puede llamar al 911 (112) y luego enviar una escolta a la entrada principal para guiarla, pero no yo.
¡Ah¡ y no tenía el teléfono de la organización en mi lista de contactos.  Mirando atrás, ¿podría haber accedido a US Eventing y buscar esa información? Sí. Pero en ese momento, eso fue lo último en que pensé. Mi novio apuntó que podría ser prudente en estos sitios de caballos tener y publicitar su propio número de emergencias. Tenerlo en cada cuadra y en los postes sería recomendable. Un tfno. fácil de recordar, de fácil acceso, y fácilmente disponible en situaciones como esta. Hay médicos sobre el terreno en estos espectáculos por una razón, pero tenemos que ser capaz de acceder a ellos con rapidez y facilidad.
Y finalmente, disponer de rutas más seguras para moverse a caballo. Me di cuenta cuando pensé que tuvimos mucha suerte. Ella había tomado un camino por el campo, mientras que la mayoría tomaba la ruta más corta, por la carretera pavimentada. Ella había caído sobre una zona de arena y hierba, aunque dura, pero no como el cemento. Esa simple decisión pudo haberle salvado la vida.
Ese accidente no fue por un obstáculo, sino bastó con un simple susto del caballo con un jinete que no estaba atento para ello. Eso le puede suceder a cualquiera de nosotros.
Gracias a que estaba en la hierba, a que llevaba no sólo casco sino también botas altas (calzado adecuado que puede liberarte más fácilmente al ser arrastrado). Y gracias a que estaba allí. Supe esa noche que ella estará bien. Estaba conmocionada, obviamente dolorida y magullada, pero estaba hablando con su familia y amigos. Leí aquél mensaje y cerré los ojos para dar gracias al ángel de la guarda que la estaba vigilando ese día.
Podríamos aprender de esto que:.
·        Deberíamos recibir todos una clase de primeros auxilios para estar preparados.
·        Deberíamos pasear con la identificación apropiada sobre nosotros, si se está en una competición o incluso en nuestra cuadra.
·        Deberíamos saber cómo acceder a la asistencia médica en las competiciones, si es a través de alguien del CO o directamente.
·        Deberíamos llevar casco y calzado adecuado siempre que estemos montados.
·        Deberíamos abrazar a nuestros caballos y seres queridos cada noche, porque todo puede suceder en un abrir y cerrar de ojos.
Esto es lo que aprendí este fin de semana. Espero que tú hayas aprendido algo también.
Carleigh Fedorka tiene un Ph.D. en Veterinaria por la Universidad de Kentucky Gluck Equine Research Center. Es nacida en Pensilvania y se mudó a Kentucky después de graduarse de St. Lawrence

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