lunes, 30 de enero de 2017

Eventing Nation: Seguridad y ceguera - 30ENE2017 - 4 / 6

noticia
fuente
William
Micklem
Concurso Completo de Equitación

Safety and Blindness
Seguridad y ceguera

Autor: William Micklem.
Publicado en “EVENTING NATION”
27 enero de 2017.


“Seguridad y ceguera” es el cuarto capítulo de la serie sobre la seguridad en el CEE de William Micklem, publicados todos en Eventing Nation.
Traducción adaptada.


Fotografía:
William Micklem
Si las personas pudieran literalmente ver el mundo a través de los ojos de un caballo se decepcionarían. El ojo humano es un instrumento increíble. Por ejemplo, su cristalino puede alterar la forma de un objeto casi al instante adaptándose a la distancia a la que está, podemos ver las cosas en magnífico tecnicolor, y muchos de nosotros tenemos visión óptima 20/20. Sin embargo, ¡el ojo de caballo carece de esas capacidades!




Si la visión humana considerada buena es 20/20, la de un caballo se clasifica como 20/60 en esa misma escala Snellen. Esto significa que los detalles que alguien, con visión 20/20, puede ver a 60 metros son sólo visibles por un caballo a 20 metros. Los caballos, con toda probabilidad, ven las cosas en tonos menos puros, sin rojos o verdes intensos, y con más tonos de grises, amarillos y marrones. Pero lo peor de todo es que su cristalino no se ajusta a las distancias, por lo que tienen que cambiar la posición de su cabeza para ver a corta y larga distancia.

Además, normalmente miran hacia abajo de sus narices, por lo que cuando la cabeza está vertical y miran hacia adelante ven sólo el terreno que hay justo en frente de ellos, pero casi nada de más adelante ni de más arriba. Para mirar más adelante y más arriba necesitan cambiar el ángulo de su cabeza hacia la horizontal. Por ello, si un jinete impide que su caballo cambie el ángulo de su cabeza delante de un obstáculo está limitando peligrosamente su visión.

El contraste entre colores es importante, y su ausencia fue probablemente uno de los factores de la caída de William Fox-Pitt en Lion d'Angers. Esa falta de contraste fue, probablemente también, una de las principales dificultades del último salto al agua de los Juegos Ecuestres Mundiales 2014 en Normandía. No era agradable ver como la mayoría de los caballos intentaban subir la banqueta y se caían.

Inspeccionando el recorrido después de la prueba resultaba obvio que los colores del agua y de la banqueta eran casi idénticos, haciéndolo muy difícil para el caballo. Las directrices generales FEI sobre un cross hablan de no usar obstáculos blancos en el agua, ya que la muy grave caída de Will Faudree, con Hans Dampf en el cross de Five Points en 2015, ocurrió en una mesa blanca sobre el agua.

Los caballos deben ser capaces de ver claramente lo que están saltando. Otro ejemplo del año pasado, donde esto probablemente no sucedió, fue cuando Liz Halliday-Sharp perdió a su caballo de cuatro estrellas, HHS Cooley, saltando un oxer abierto bastante pequeño pero de ancho máximo a la salida de una vuelta.

Liz dijo: "Llegué al obstáculo con el ritmo correcto, con buena acción y los pies dentro, pero Cooley saltó pensado que era un caer y partir, y se cayó en medio contra la barra de atrás ". La comprensión de la visión de un caballo sugería que ese obstáculo debería haber sido más estrecho y estar mejor definido. Esto es aplicable al uso creciente de mesas anchas y planas con una parte de atrás que el caballo no puede ver al partir.

Hay que preguntarse por qué algunos diseñadores de recorrido y algunos delegados técnicos pueden, ocasionalmente, no entender la lógica existente en las directrices FEI sobre recorridos de cross. Seguramente necesitan trabajar juntos algo más para mejorar los controles a tener en cuenta en un proceso más transparente y oficial. Tal proceso aumentaría la calidad, y extendería la responsabilidad, con la que ganarían los participantes y los oficiales, y por lo tanto también nuestro deporte.

Ceguera en la lógica

Mi sugerencia, como decía en mi artículo "Seguridad y Realidad", de que necesitamos dejar “más margen para el error” ha confundido a algunos lectores. Pero es obvio que, lógicamente, habrá escaso margen para cometer un error, y en consecuencia existirá un mayor riesgo de accidente, si un caballo va al límite de sus aptitudes, o casi a su velocidad máxima, o próximo a quedarse “sin combustible”. Sin embargo, si un caballo está saltando obstáculos dentro de su nivel de aptitud, a la velocidad adecuada y no máxima, y con suficiente reserva de combustible tendrá más margen para el error, y por lo tanto menor riesgo de accidente. En otras palabras, tendrá un mayor coeficiente de seguridad.

Un lector me escribió mostrando su desacuerdo, diciendo que aprender a montar un caballo cansado era una habilidad importante. Si fuera  en “carreras” diría que sí, pero estamos hablando de completo. Si la forma y el entrenamiento fuera como debería ser no veo ninguna razón por la que un caballo de completo debe sentirse cansado al finalizar un cross. En las carreras es normal que un caballo se lleve a su límite de velocidad y preparación, es la naturaleza misma de las carreras, pero esto no debería ser aplicable al completo.

En términos de seguridad y éxito, a corto y largo plazo, es lógico y sensato tener el caballo lo suficientemente en forma para que pueda hacer más de lo que se pide en la competición, en lugar de estar sólo "en suficiente forma" como es frecuente, ni el peligroso "no está en forma suficiente." No se debe jugar con la “reserva de combustible”. Los caballos cansados son un accidente a la espera de ocurrir. También se debe recordar que un caballo que va cerca de su máxima velocidad se cansará mucho antes que otro que va a tres cuartos de la misma.

En algunos campeonatos recientes, incluyendo las dos últimas Olimpiadas y los WEG de Normandía, los caballos han terminado cansados o no han podido acabar al quedarse “sin combustible”. Por lo tanto, hay que preguntarse si es el tipo correcto de caballos, con suficiente galope y resistencia, el que se está utilizando en los niveles superiores. Afortunadamente ahora hay una vuelta atrás a caballos de más calidad y más cercanos al pura sangre en cuatro estrellas, y creo que esto hará más seguro a este deporte.

Además, es importante que los jinetes reconozcan su responsabilidad en participar conforme a la capacidad y aptitud de su caballo, así como deben prepararse para “levantarse” cuando las cosas no vayan bien. El futuro de este deporte depende tanto de nuestro éxito en asegurar el trato humanitario a los caballos, como de la percepción que tenga el público de que esto es cierto.

Sin embargo, no tengo ninguna duda de que una de las grandes fortalezas de nuestro deporte es la maravillosa forma de cuidar nuestros caballos y el ejemplo que damos en el resto del mundo de los caballos. Siempre es una alegría ir a una competición y ver cientos de caballos bien alimentados y felices, así como ver a las nuevas generaciones aprendiendo a montar bien y aprender a llevar bien su cuadra. El valor de este aspecto en el mundo del caballo no debe subestimarse cuando se trata de vender nuestro producto deportivo, porque no pienso que cualquier otra actividad ecuestre lo haga mejor.

Ceguera en el coeficiente de la doma

Existe un tema que muchos de nosotros hemos intentado llamar la atención durante muchos años y no lo hemos conseguido. Se trata del coeficiente multiplicador de la doma. A partir de 1977, cuando se introdujeron las puntuaciones de 10 para cada movimiento en lugar del 6, se introdujo un coeficiente o factor multiplicador de 0,6 para acercar las puntuaciones. Esto tuvo el efecto deseado, reducir la influencia del valor de la doma.

Sin embargo, en 1998 el coeficiente se cambió a 1,5, aumentando así la influencia de la doma y disminuyendo la influencia del salto. Aparte de ponderar las influencias relativas de las tres fases y que la mayoría piensa que así es correcto, también ocasiona que seguir las puntuaciones sea muy difícil para el público general. Esto también significa que la subjetividad de los jueces de doma tiene mayor posibilidad de arruinar una prueba.

Los actores de nuestro deporte siempre hablan de cómo poder aumentar la influencia del cross, pero llegan a un callejón sin salida debido a consideraciones de seguridad. Nadie quiere aumentar las dimensiones de los obstáculos ni la velocidad exigible. Pero si elimináramos el coeficiente se reduciría la influencia de la doma y automáticamente se incrementaría la influencia del cross. También significaría que el público podría entender inmediatamente las puntuaciones, basadas en un porcentaje simple, además de que el componente subjetivo del completo disminuiría.

Pero lo peor de este coeficiente es que afecta negativamente a la seguridad. Para ganar en una y dos estrellas se tiene que hacer una la doma muy buena. En consecuencia, los mejores jinetes buscan caballos de doma para ganar en estos niveles.

Desafortunadamente muchos de estos caballos no son buenos caballos de cross, tanto por falta de galope como por falta de aptitud para el salto, además que algunos tienen también problemas de resistencia física. Considerando que la consecuencia obvia de ganar en dos estrellas es pasar a tres y cuatro estrellas, el cross se llega a convertir en una batalla donde hay poco, o ningún, margen para el error, incrementándose el riesgo de caída y de accidente.

He escrito sobre este tema del coeficiente varias veces, y Jane Heidelberg de los EE.UU. ha enviado a la FEI análisis muy completos de competiciones de los últimos años mostrando el impacto que tendría la eliminación del coeficiente. No ha habido respuesta, pero posiblemente ahora es el momento para que la FEI y todos nosotros tomemos este asunto en serio.

Ayudando a ver la luz

Ha aparecido una notable herramienta para la seguridad de los jinetes en el último año que la FEI también debiera asumir. Es el “Índice de Calidad EquiRatings (ERQI)” de los irlandeses Sam Watson y Diarmuid Byrne. Es un método sencillo que ayuda a mostrar a qué nivel debe competir un caballo y un jinete. Sin lugar a dudas, es evidente que su uso habría salvado vidas en el pasado y con toda probabilidad va a salvar vidas en el futuro. Por ejemplo, en su primer año de empleo en el completo irlandés las caídas en dos estrellas de las competiciones nacionales cayeron un 56%.

El miembro del equipo irlandés Sam Watson, hijo de John Watson, medallista de plata en el Campeonato Mundial de Lexington de 1978, explica:
"El ERQI es un utensilio más de la caja de herramientas de la seguridad. Se basa en resultados objetivos y utiliza herramientas matemáticas para evaluar tanto el riesgo como la probabilidad de éxito en el cross. Y funciona, porque indica que aquellos en baja forma y escasa probabilidad de éxito son mucho más susceptibles a las caídas en general en los niveles más altos, y en particular a las de los caballos. Por lo tanto, el sistema prevé la caída. La reacción ha sido abrumadoramente positiva. Las charlas de concienciación, una mejor toma de decisiones y un entrenamiento con objetivos, todo ello derivado de la aplicación de los ERQI, está haciendo que nuestro deporte sea más seguro”.

 "Ceguera en la necesidad de cambio” 

Una buena idea debe dar paso a una mejor idea, y el índice ERQI es un gran ejemplo de esto. Existen también otras buenas ideas que necesitan crecer en relación con el diseño del curso, el entrenamiento y la progresión. Desgraciadamente, algunos tradicionalistas están ciegos ante la necesidad del cambio. En su lugar, tanto algunos oficiales como participantes desearían volver atrás, a lo que ellos llaman "los buenos tiempos" del completo.

Basta con echar una mirada rápida a las viejas películas donde veremos abundantes caídas y muchos pasajes inaceptables. En muchos sentidos eran “los "malos tiempos", con algunas fatalidades tanto de jinetes como de caballos, pero no se contabilizaban y, como siempre, los recuerdos de los días difíciles tienden a olvidarse.

Hay mejores formas de tratar humanitariamente a los caballos y evitar esperar que suceda el accidente. Podemos desarrollar el modelo ERQI y tener datos no sólo sobre recorridos sin penalización sino también sobre la calidad y el nivel de riesgo del cross. También podemos mejorar las directrices a cumplir en el diseño de un cross, así como mejorar la cultura del entrenamiento, para que los caballos pueda siempre entender claramente el esfuerzo que se está pidiendo. 

Capítulo siguiente: “SEGURIDAD Y FUTURO”, incluye el peor obstáculo jamás saltado en un cross y un imperdonable ahogamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Image Map